¿Sabías que una estructura de deuda mal diseñada puede reducir la rentabilidad de un proyecto hasta en un 40% sin que el desarrollador lo note en el corto plazo? En muchos casos, el problema no está en el mercado, los materiales o las ventas, sino en la forma en que se construyó financieramente el proyecto.
Este newsletter profundiza en las causas, consecuencias y soluciones de una de las fallas más costosas y frecuentes en el mundo inmobiliario: la mala estructuración financiera. Y, sobre todo, cómo evitarla con el acompañamiento de especialistas con experiencia real, no consultores genéricos.
Una estructura financiera mal diseñada no es solo tomar "mucha" deuda. Es tomar deuda en las condiciones equivocadas para el proyecto:
Plazos que no coinciden con el ciclo del proyecto: tomar deuda a 12 meses para un desarrollo que inicia ventas a los 18.
Tasas variables en contextos inflacionarios, sin cobertura cambiaria o de tasas (hedging).
Estructuras de repago lineales en proyectos con ingresos irregulares.
Capital utilizado para gastos improductivos o no escalables.
Deuda dispersa con muchos acreedores, plazos y condiciones diferentes, que hace imposible la planeación financiera.
Garantías personales comprometidas cuando el riesgo es empresarial.
Falta de un plan financiero por fases.
Ausencia de escenarios de sensibilidad y flujos proyectados.
Uso de deuda como "parche" de corto plazo sin estrategia de salida.
Desconocimiento de instrumentos de apalancamiento adecuados: leasing, fideicomisos, deuda subordinada, equity.
Negociaciones sin asesoría financiera especializada.
Dependencia de bancos tradicionales sin explorar vehículos más flexibles (fideicomisos, fondos, banca privada, capital estructurado).
Confusión entre deuda operativa (circulante) y deuda estructural (capex).
Caída del margen operativo por sobrecostos financieros no previstos.
Incumplimiento de pagos y deterioro del score crediticio.
Pérdida de confianza de bancos, socios y clientes.
Obligación de refinanciar en condiciones más duras o con garantías más agresivas.
Judicialización o ejecuciones hipotecarias que afectan la reputación del desarrollador.
Dilución del equity del promotor si debe ceder participaciones para evitar ejecuciones.
Caso real en Costa Rica: Un desarrollador estructuró un proyecto de vivienda vertical con préstamos bancarios a 12 meses y ventas previstas en 24 meses. La falta de preventas iniciales y la subida de tasas en 2023 lo dejaron sin capacidad de pago. Resultado: tuvo que vender parte del terreno para evitar ejecución y reducir su participación de control del 60% al 25%.
Auditoría del ciclo completo del proyecto, desde pre-inversión hasta escrituración.
Definir el uso del capital: operativo, estructural, preventivo o de crecimiento.
Diseñar la mezcla de capital (capital propio, preventas, crédito, leasing, fideicomiso).
Simular escenarios de subida de tasas, caída en ventas, atraso de obra.
Negociar con entidades financieras con base en un plan profesional.
Incluir asesor externo para control de flujos y comunicación con bancos.
No todos los asesores financieros entienden el negocio inmobiliario. Muchos ofrecen modelos genéricos que no capturan la complejidad de las fases constructivas, la lógica de valorización por hitos, ni las herramientas legales disponibles (fideicomisos, SPVs, contratos escalonados).
Recomendamos trabajar con especialistas en finanzas inmobiliarias, que dominen:
Flujos por etapas del proyecto.
Riesgos legales y fiscales asociados.
Combinación de instrumentos (crédito + equity + preventas).
Uso de contratos inteligentes para control de ingresos y pagos.
Estructuras de salida y recompras pactadas.
La rentabilidad se construye en la mesa de estructuración, no en el cierre de ventas.
Un proyecto puede tener excelentes ventas, buena ubicación y alta demanda. Pero si la deuda fue mal estructurada, ese valor se diluye en costos financieros, presión de caja y conflictos con acreedores.
No improvises tu estructura de capital. Consultá con un especialista en finanzas inmobiliarias, que entienda los ciclos, riesgos y herramientas disponibles en tu mercado.
La diferencia entre un proyecto rentable y uno fallido está en la forma en que se financió.
¿Querés revisar tu estructura actual o futura? Podés escribirme directamente. Te ayudo a estructurar con datos, legalidad y una estrategia financiera que respalde tu visión.
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