En los últimos cinco años, Costa Rica ha experimentado una transformación profunda en su mercado inmobiliario, impulsada por inversión extranjera, migración interna y cambios en el poder adquisitivo.
La dualidad entre la vivienda de lujo y la vivienda asequible se ha acentuado, y entender esta dinámica es esencial para tomar decisiones estratégicas informadas.
1. Guanacaste (Tamarindo, Nosara, Las Catalinas): Según datos del INEC y Colliers 2024, más del 60% de los proyectos nuevos en estas zonas están enfocados en el segmento de lujo (precios superiores a $400,000). La mayoría son adquiridos por estadounidenses, canadienses y europeos que buscan segundas residencias o inversión en alquileres vacacionales. El incremento en el precio del metro cuadrado en Tamarindo ha sido de más del 28% en los últimos 3 años.
2. Santa Teresa y la Península de Nicoya: Impulsados por el auge del teletrabajo y la percepción de "paraíso digital", los precios de terrenos han superado los $350 por m² en zonas frente al mar. Este crecimiento ha excluido prácticamente a la población local del mercado residencial, generando conflictos de acceso y presiones sobre servicios básicos.
3. Escazú y Santa Ana (San José): Son los epicentros del mercado premium urbano, con unidades nuevas entre $300,000 y $1.2 millones. A pesar de una leve desaceleración en ventas durante 2023, el 2024 muestra señales de recuperación gracias a la reactivación de compradores internacionales y altos ejecutivos relocalizados.
1. Cartago y alrededores: El precio promedio de una vivienda en Cartago ronda los $85,000 a $120,000. Según datos del BNCR y Mutual Alajuela, es la provincia con mayor otorgamiento de créditos para vivienda de interés medio. Hay alta demanda de soluciones entre $70,000 y $100,000 con buena conectividad hacia San José.
2. Alajuela (zona oeste y Grecia): Los proyectos tipo “horizontal asequible” están proliferando. Se reporta una tasa de absorción del 75% en proyectos nuevos por debajo de $100,000.
3. Desamparados, Goicoechea y San Francisco de Heredia: Aumenta la presión por vivienda con subsidio (Bono Familiar de Vivienda), pero también se observan nuevas tipologías como "vivienda compacta vertical", accesibles para jóvenes y parejas sin hijos. El reto sigue siendo el financiamiento, ya que el aumento de tasas de interés ha desplazado a muchas familias de este segmento.
Aumento del precio de materiales: El Índice de Precios de Materiales de Construcción del INEC subió un 16.8% entre 2022 y 2024. Esto impacta más a desarrollos de bajo margen (vivienda social o media).
Financiamiento restrictivo: La tasa de interés activa promedio pasó del 8.2% al 11.4% (2022-2025). Los hogares de menores ingresos son los más afectados por esta alza.
Oferta desequilibrada: Según datos del CFIA, el 38% de los permisos de construcción en 2024 fueron para viviendas con valores superiores a los $200,000, mientras que sólo un 17% fueron destinados a vivienda social o de interés medio.
La vivienda de lujo tiene mayor margen, pero es sensible al entorno internacional.
La vivienda asequible tiene demanda estructural constante, pero requiere eficiencia operativa y alianzas público-privadas.
Los desarrolladores deben analizar la ubicación, la conectividad, el perfil demográfico y la evolución de tasas antes de decidir el modelo.
El riesgo reputacional y social aumenta cuando se gentrifican zonas sin soluciones paralelas para los locales.
Costa Rica enfrenta un dilema inmobiliario: el mercado de lujo genera rentabilidad y atrae inversión extranjera, pero el déficit de vivienda asequible sigue creciendo.
La verdadera sostenibilidad del sector pasa por equilibrar ambos extremos con visión estratégica, datos reales y planificación inteligente.
Publicaciones Relacionadas
Manténgase informado
Obtenga contenido exclusivo, directo a su correo electrónico.
©2025 | cfoinmobiliario.com